miércoles, 25 de mayo de 2011

.*

-Oye, oye
-Si
-¿Qué?
-¡Uf! A ver, es que quiero decirtelo directamente, pero no me atrevo.
-Vamos, suelta.
-No sé.¿De verdad quieres que te lo diga así?
-Sí. Estoy segura.
-Te quiero.
-¿Y?
-¿Cómo que “y”?
-Sí.¿Y?
-No comprendo tu pregunta
-Es muy sencilla...Usa la razón.
-Em...en serio. No sé.
-A ver, quiero decir que...¿qué quieres conseguir diciéndome eso?
-No sé.¿Tú qué crees?
-Está bien, voy a ir al grano.
-Vale. Gracias. Porque esto ya me está poniendo nerviosa.
-¿De qué sirven las palabras sin hechos?
-De nada
-De nada. Son meros instrumentos que se utilizan para conseguir lo que igualmente se haría con un hecho.
-¿Cómo?
-Quizás con las palabras, este hecho se realiza con más seguridad, lentitud y cuidado.
-¿Qué tiene que ver eso con...?
-Los hechos sin palabras son como la vida sin televisión, se conseguirá vivir igualmente.
-Pero...
-Pero las palabras sin hechos son como la madera cortada y preparada, pero sin uso, absurdas, incompletas y sin un fin determinado...¿Y?
-¿Cómo que “y”?
-Sí. ¿Y?
-Sigo sin saber
-Quiero decir que ¿qué piensas conseguir con eso?
-¿Con qué?
-Con esas palabras.
-Nada especial. Simplemente darte una respuesta reflexiva, y un tanto difícil, a tus palabras sin hechos, a tu madera sin uso.
-¿Eso quiere decir que...?
-Eso no quiere decir nada. Acércate.
-¿Qué?
-¿Qué piensas tú sobre lo que te he dicho?
-Pues yo creo que significa que...
-¡No! Contéstame con hechos, no con palabras, por favor.

*Y la besé durante toda la noche....*