miércoles, 3 de febrero de 2010

Volar sin despegar del suelo...*

Siento que los días pasan y tu imagen no se borra. El corazón reclama volver a sentir por tí. Se escapa el aire de mi boca y vuela donde estás. Te sigo amando y siento que me ahogo en ansiedad. Mi historia solo es eco, el latir que duele el pecho, son esos recuerdos, la foto de aquel beso. Eras tanto para mí que te hice un mundo nuevo, algo paralelo donde el viento jugaba a vernos. Cada abrazo me evadía y me lleno de vida, aún los imagino cuando me roza la brisa. Pienso en tí quizás más de lo que debería, te adueñas de mis versos, de mi mente y de mi vida. Si volviera a nacer volvería para conocerte, nadie a conseguido hacerme sentir tan fuerte. Perdono porque el tiempo hace del odio algo inerte, te quise porque un día fuiste alguien diferente. Te devuelvo cada sueño que me regalaste, todas las promesas, nuestros besos, los instantes, las últimas palabras que se ahogan en dolor. Jamás me arrepentí de querer dejarlo todo por tí. Confieso que esperaba que volvieras a por mí y esperando vi marchitar las rosas de aquel jardín. Mi corazón se para y se quiere despedir confiesa que te sigue amando y sigue preguntandose por que te fuiste. Ahora solo queda el eco y esta canción triste..*

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A ella le encanta andar descalza por su casa. Explotar las pompitas del papel de embalar. El olor del mar y el de un bote de cola cao recién abierto. Ella tiene mucha facilidad para que se le hagan nudos en el estómago. Dibuja castillos de arena en el aire mientras pisa muy fuerte el suelo. No dice todo lo que piensa pero hace tiempo que dejó de pensar todo lo que dice. Ha aprendido que un te quiero demasiado tarde no sirve de nada. Me explicó que para ella, la amistad es como una planta que hay que regar casi todos los días para que no se marchite. Le gusta descubrir canciones nuevas, la compañía de alguien que le pueda enseñar cualquier cosa nueva, las ciudades nocturnas vistas desde las alturas, y los besos en espiral. Se enamoró hasta casi perder el sentido y el norte. Y así aprendió que las heridas de guerra son muy difíciles de curar (o de olvidar).
Le encanta beber cosas que estén frías por eso del escalofrió que después te recorre hasta los dedos, las tortillas y ver(-te). Hay días que se revela y otros que lo poco que tiene lo da. Es terca y demasiado cabezota, con un carácter muy difícil de llevar y más aún de comprender. Tal vez por eso, desde hace tiempo, dejó de buscar que la comprendieran. Siente miedo. Mucho. Por eso se considera una valiente. Quien dice no sentir miedo, no puede conocer la valentía.

Ella busca miradas entre los ojos de gente. Tiene un baúl lleno de momentos con banda sonora. Y se le pone la piel de gallina al recordar momentos. Ella es coleccionista de instantes que la dejan sin aliento. Es capaz de amar hasta el infinito y marcharse sin que te des cuenta. Ella no pertenece a nadie. Es como el viento, como el mes de Abril que tiene una duración determinada y después... desaparece. Hasta que el tiempo la vuelva a traer a esta orilla



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A veces me enciendo y me apago como una vela, me tumbo como una gilipollas a ver las estrellas pensando en qué daría yo por tocarte el pelo, como una aguja del reloj que ha perdido el tiempo...

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